MARIA ES REFUGIO Y ABOGADO DE PECADORES

"No quiere Dios la muerte del impío, sino que se convierta y viva"....Ez 18,21
Por eso repitió tantas veces Jesús: "Haced penitencia" - Mt 4,17 -, es decir, convertíos a Dios, reconoced vuestros pecados y rogad a Dios el perdón, imitando al publicano que oraba en el Templo, diciendo: "Habrá más alegría en el cielo por un pecador que hiciere penitencia, que por noventa y nueve justos que no necesitan penitencia" - 15,7 -
Nadie ignora lo laboriosa y ardua que es la conversión.
  • ¡Cuántas dificultades a vencer!
  • ¡Cuántas cadenas a romper!
  • ¡Cuántos sacrificios a realizar!
  • ¡Que heroísmo exige a veces!
¡Y que poderosa gracia es menester en todo caso!
Atormenta e inquieta abandonar definitivamente malos hábitos queridos y arraigados, romper  con la amistad que corrompe y daña el corazón, restituir lo que se había adquirido injustamente, cumplir en adelante deberes importantes soslayados, pisotear la tiranía del respeto humano, confesar al ministro de Dios los desórdenes de una vida quizá ya muy larga.

Pero "Donde está la miseria, allí está la misericordia de María", decía Ricardo de San Víctor. Ella cuida de infundir el valor necesario y de hacer desaparecer los obstáculos considerados insuperables, para el pecador que la invocó en su ayuda, llegue a la reconciliación con Cristo y de los labios de su Divino broten una vez más aquellas palabras que pronunciadas con fuego de amor, quedaron consignadas en la Sagrada Escritura.
  • No te condenaré - Jn 8,11
  • Perdonados te son tus pecados - Mc 2,5 - 
  • No quieras pecar más - Jn 5,14
Por tanto, como decía San Bernardo, por pecador que seas, aunque te halles sepultado en el lodazal de tus culpas, aunque hayas envejecido en el pecado, aunque tus crímenes sean horrendos e imnumerables tus iniquidades, acude a María, ponte bajo su amparo, encomiéndale tu defensa, porque Ella, fue constituida Abogada a la que todos pudiésemos acudir porque el nuestra Madre, y que puede obtenerlo todo de Cristo, porque es su Madre.

Invitandonos a confiar plenamente en su diligencia salvadora, la propia Santísima Virgen hizo esta declaración: "Yo después del título de Madre de Dios, de nada me glorío tanto como de ser llamada Abogada de los pecadores" - Sor María Villani

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