ultimos tiempos

UN ENCUENTRO ENTRE LA ARROGANCIA Y LA SABIDURÍA La hija de un presidente de la república era muy orgullosa y le gustaba humillar a las niñas pobres. En un fin de semana se fue a pasar unos días en una finca y vio venir por un camino a una campesina pobre y descalza. La niña venia de una escuela donde la estaban preparando para la Primera Comunión y allí le habían enseñado que desde el día en que ella fue bautizada, era una hija de Dios. La hija del presidente le pregunto a la campesina: "¿Sabes quien es mi padre?" - No, respondió la niña pobre- "Pues mi padre es el presidente de la República. ¿Oyo?- ¡para que no se le olvide!". le añadió la joven orgullosa. La humilde campesina le pregunto a su vez: _¿Y usted sabe quien es mi padre?- No, no lo se, le dijo la otra_"Pues mi padre es Dios. Y el presidente comparado con Dios, es como una garrapata muerta.¿Oyo? No lo olvide ". le dijo la inteligente aldeana. Si nuestro Padre es Dios, si nuestro hermano es J

Nuestro Señor Jesucristo fundo una sola Iglesia; es la Iglesia católica. El demonio, así como en el paraíso terrenal engaño a Adán y Ev a, así también en estos últimos tiempos también ha engañado y sigue engañando a muchos cristianos.  ¿Y cuales son estos cristianos? Lamentable mente son aquellos cristianos que se han apartado de la Iglesia católica. La verdadera Iglesia es la Iglesia católica. Ella es como un árbol; los protestantes son una o varias ramas que se han desprendido de ese árbol. Empero no son ramas totalmente desgajadas, porque algo tienen de bueno y es lo que conservan de la Iglesia católica. Pero con ese pequeño bien que tienen arrastran tras de si muchos errores que el demonio les ha inculcado. Nuestro Señor Dios y la Virgen María sufren al ver a esos hijos descarriados por caminos falsos y engañosos. El fundador Martín Lutero se considera como el fundador del protestantismo en 1520, cuando en un acto de soberbia se rebelo contra el Papa León X, el representante d

"Si se levanta la tempestad de las tentaciones, si caes en el escollo de las tristezas, eleva tus ojos a la Estrella de la Mar; ¡invoca a Maria! Si te golpean las olas de la maledicencia, o de la envidia, mira a la Estrella, ¡invoca a Maria! Si la colera, la avaricia, la sensualidad de tus sentidos quieren hundir la barca de tu espíritu, que tus ojos vayan a esa Estrella; ¡invoca a Maria! Si ante el recuerdo desconsolador de tus muchos pecados y de la severidad de Dios, te sientes ir hacia el abismo del desaliento o de la desesperación, lánzale una mirada a las estrellas e invoca a la Madre de Dios. En medio de tus peligros, de angustias, de tus dudas, piensa en María, ¡invoca a María! El pensar en ella y el invocarla, sean dos cosas que no se aparten nunca ni de tu corazón ni de tus labios. Y para estar más seguros de su protección no te olvides de practicar e imitar sus ejemplos. Siguiéndola no te pierdes en el camino. Implorándola no te desesperas. Pensando en ella no te de