ALMAS Y FIELES DIFUNTOS

Santo y saludable pensamiento es el de rogar por los difuntos, a fin de que se vean libres de sus penas, dicen las ¡ Escrituras, y a esta invitación tan autorizada vienen a juntarse los sentimientos, de caridad y gratitud, lo mismo que el propio provecho, para inducirnos a ofrecer oraciones y buenas obras en favor de las benditas almas del Purgatorio.
La Caridad
Los que padecen en estas llamas acerbas, aunque temporales, son almas redimidas por Cristo, y hermanos nuestros en la que nada pueden por su libertad, y sólo confían en la generosidad de los fieles militantes en la tierra.
La Gratitud
¿Por ventura en este lugar de tormento, no habrá algún miembro de nuestros familiares, algún buen amigo o alguna persona que nos hicieron bien?
El Propio Provecho
Las almas del Purgatorio nada pueden para sí, pero mucho nos han de alcanzar, porque son almas santas que Dios ama y atiende; y cuando nuestra caridad las haya librado de sus penas, sabrán remunerarnos con su poderoso valimento ante el trono del Señor
Todas las obras buenas pueden ofrecerse en pro de los difuntos: la Iglesia concede multitud de indulgencias plenarias y parciales como sufragios, pero son de más valor, por cierto, el santo sacrificio de la Misa y la Sagrada Comunión, porque el ellos ofrecemos para rescate de nuestros hermanos difuntos al mismo Autor de la Gracia - Jesucristo.
 Piadoso Ejercicio
En Sufragio de los Fieles Difuntos
¡Oh dulcísimo Jesús! por el sudor de sangre que derramaste en el Huerto de Getsemaní, ten piedad de las almas del Purgatorio.
Padrenuestro, Avemaría, Gloria Patri.
¡Oh dulcísimo Jesús! por los dolores de tu cruel flagelación y la preciosa sangre que en ella derramaste, ten piedad de las almas del Purgatorio.
Padrenuestro, Avemaría, Gloria Patri
¡Oh dulcísimo Jesús! por los dolores de tu coronación de espinas, ten piedad de las almas del Purgatorio.
Padrenuestro, Avemaría, Gloria Patri
¡Oh dulcísimo Jesús! por los dolores que padeciste llevando hasta el Calvario la cruz a cuestas, ten piedad de las almas del Purgatorio.
Padrenuestro, Avemaría, Gloria Patri
¡Oh dulcísimo Jesús! por los dolores de tu acerbísima agonía en la Cruz, ten piedad de las almas del Purgatorio.
Padrenuestro, Avemaría, Gloria Patri.
¡Oh dulcísimo Jesús! por el inmenso dolor que padeciste al separarse tu alma de tu cuerpo y por la preciosísima sangre que manó de tu divino Corazón, alanceado, ten piedad de las almas del Purgatorio.
Padrenuestro, Avemaría, Gloria Patri.
Visitando piadosamente el cementerio y rogando por los difuntos
se ganan 7 años de indulgencia si se practica en el día y octava
de Todos los Fieles Difuntos, se logra además una indulgencia 
Plenaria cada día; pero en ambos casos éstas sólo son aplicables
a las almas del Purgatorio.
 

  

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